Por medio de esta ampliación
se incluyen los sectores nor-oriente y nor-poniente
de dichos Cerros y que topográfica e históricamente
son parte de la tipología imperante siendo
parte del mismo barrio residencial.
Los cerros Alegre y Concepción albergan 3
ascensores declarados Monumento Histórico:
El Peral, Reina Victoria y Concepción y otros
dos edificios en la misma categoría: la Iglesia
Anglicana de San Pablo y el Palacio Baburizza, actual
Museo de Bellas Artes.
La historia urbana de estos cerros es parte integral
de la de Valparaíso. Ya durante el período
colonial los terrenos de sus faldeos fueron objeto
de transacciones, siendo sus primeros dueños
la orden de San Agustín y diferentes particulares.
Con el advenimiento de la República y la
definitiva liberalización del comercio en
el Puerto, se radicaron en Valparaíso numerosos
extranjeros, principalmente, británicos y
alemanes, que se instalaron en estos terrenos, generando
la primera agrupación orgánica fuera
del plan urbanístico original que había
orientado espontáneamente el crecimiento
de la ciudad portuaria. Con el poblamiento de estos
sectores, por otra parte, se inaugura el sello característico
de esta ciudad portuaria, la construcción
sobre cerros.
La primera edificación de tipo mayor en esta
zona, fue la construcción de la Iglesia Anglicana
de San Pablo en el Cerro Concepción en 1858.
El templo, aunque carece de torre y no se destaca
exteriormente, impresiona en su interior por la
jerarquía de su arquitectura de inspiración
neogótica. En un contexto de álgidos
conflictos doctrinarios, y como una manera de contrarrestar
la existencia de la Iglesia de San Pablo, surgió
la idea de instalar un servicio religioso católico,
en un principio celebrado en inglés, para
los extranjeros que no profesaran el protestantismo.
Este es el origen de la Parroquia de San Luis de
Gónzaga, cuya iglesia se levanta en 1886
en el Cerro Alegre.
Hacia fines de siglo queda completa la infraestructura
religiosa del sector, con la construcción
de la Capilla Evangélica Alemana. Ésta
posee un laborioso tratamiento interior en madera
y, por la forma como afronta su emplazamiento, en
un terreno irregular y de pronunciada pendiente,
puede ser considerada como una de las iglesias mejor
lograda arquitectónicamente en un cerro.
A fines del siglo XIX la creciente población
de los cerros ostentaba un nivel social y económico
claramente elevado. Efecto de ello fue la instalación
del primer servicio de funiculares que se inauguró
en Valparaíso, entrando en 1883 en funcionamiento
el Ascensor Concepción.
En 1916 se terminó de construir el Palacio
Baburizza, en Cerro Alegre. Es obra de dos importantes
arquitectos italianos que trabajaron en la región
a principios de siglo. Es ésta una mansión
que reproduce fielmente el lenguaje del art nouveau;
está situada en el Paseo Yugoslavo, en un
espectacular mirador sobre la bahía. Actualmente,
alberga la Pinacoteca del Museo Municipal de Bellas
Artes.
El núcleo urbano de Cerro Alegre y Cerro
Concepción conserva su trazado inicial sin
modificaciones. Cuenta con importantes ejes viales
que remontan la fuerte pendiente (calles Montealegre
y Templeman), y con sinuosas callejuelas donde la
arquitectura va engarzando cerro arriba pequeños
volúmenes, bow-windows, balcones volados,
miradores, todo emergiendo entre jardines y arboledas
en busca del sol y de la vista al mar. A la confluencia
de las vías se agrega el escalonamiento rítmico
de los tramos de gradas que hacen de vereda, que
lucen todavía trozos de finos pavimentos
antiguos. También sorprende descubrir restos
de revestimientos de gran calidad, cristales y terminaciones
de fierro y madera finamente labrados, exponentes
innegables de la riqueza de antaño. Todo
esto crea un ambiente sumamente pintoresco de barrios
de intrincadas calles, donde se entremezclan grandes
mansiones en las que el paso del tiempo se hace
sentir, con pasajes de casas sencillas que irradian
colores claros y una cálida atmósfera.
Numerosas situaciones urbanas creadas por la compleja
trama de ambos cerros, enriquecen este sector del
puerto viejo, donde las construcciones se conjugan
armónicamente con el ambiente natural.
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